Maria Cosmes. Miradas
             

 

En Miradas, se revela ante los otros en situaciones incómodas o anómalas, situaciones en las que lucha por dejar un rastro sutil ante la indiferencia de los otros, mostrándose y demostrando su existencia, incluso ante aquellos que se niegan a reconocerla.

Juega con la mirada en acciones como Reflexión (2004) o Los ojos de los otros (2002), en las que los espejos que la cubren totalmente o en parte devuelven al público que la observa su propia imagen, quedando definida ella misma en la ambigüedad de lo que los demás ven y de lo que no ven. En estas y otras performances, Maria Cosmes introduce un elemento de vulnerabilidad, al trabajar con los ojos vendados, ciega e inerme, desorientada después de pasar largos periodos a oscuras en espacios a veces indefinidos, casi siempre desconocidos; así lo hace también, por ejemplo, en Rastros (2002), en la que va marcando con perfumes y esencias espacios y personas con los que se topa en su ciego deambular.

También en acciones como en Un domingo de verano en Innsmouth (2001), en la que cubre su cuerpo semidesnudo con arcilla verde en una playa familiar un día de verano, hay esa relación con la gente, que no sabe lo que estaba sucediendo y que mira a hurtadillas; se establece una relación de miradas, la relación de mirar al extraño, o mejor dicho, la relación de mirarlo sin querer hacerlo, o sin querer ser descubierto.



Carlos Pina
Comisario independiente
director de eBent, festival internacional de performance de Barcelona (2003-2010)
febrero 2013